5 poemas famosos para papá



Prácticamente todos los países del mundo tienen un día dedicado a los padres. Sin embargo, el origen e incluso la fecha del Día de Padre varía de unos países a otros. Por ejemplo, a nuestros lectores latinoamericanos, franceses y estadounidenses, quienes celebran el Día del Padre el tercer domingo de junio, les sorprenderá saber que en España se celebra el 19 de marzo.

Es precisamente en Estados Unidos donde podemos trazar el origen del Día del Padre moderno. Una mujer llamada Sonora Smart Dodd quiso homenajear a su padre, Henry Jackson Smart, veterano de la guerra civil estadounidense. Henry perdió a su esposa en el parto de su sexto hijo por lo que, viudo, hubo de hacerse cargo de la educación de seis niños. Como homenaje Sonora propuso que la fecha de nacimiento de su padre, el 19 de junio, se dedicara a celebrar el Día del Padre. La idea se extendió hasta que el presidente Lyndon Johnson declaró en 1966 el tercer domingo de junio como día del padre en Estados Unidos.

En España, en cambio, el Día del Padre tiene su origen en Madrid , en la década de 1940. Manuela Vicente Ferrero era una maestra de escuela que todos los años preparaba junto a sus alumnos un regalo para el Día de la Madre hasta que, en una ocasión, unos padres le recriminaron que para ellos no había ningún regalo. Manuela publicó un artículo proponiendo la celebración del Día del Padre el 19 de marzo, coincidiendo con la fiesta de San José, padre de Jesús de Nazaret. Al igual que ocurrió con la propuesta de Sonora en Estados Unidos, ésta tuvo gran éxito hasta que el punto que Galerías Preciados, unos grandes almacenes de la época, decidieron publicitarlo activamente. Así que, al menos en parte, sí podemos afirmar que el Día del Padre en España es un “invento” de los centros comerciales.

Sea cuál sea el día y el modo en que celebres el Día del Padre, desde Literígena hemos querido hacer nuestra contribución con esta selección de 5 poemas dedicados a nuestros padres. 

Va por ellos.

“Los pasos lejanos”, César Vallejo 

Mi padre duerme. Su semblante augusto
figura un apacible corazón;
está ahora tan dulce…
si hay algo en él de amargo, seré yo.

Hay soledad en el hogar; se reza;
y no hay noticias de los hijos hoy.
Mi padre se despierta, ausculta
la huida a Egipto, el restañante adiós.

Está ahora tan cerca;
si hay algo en él de lejos, seré yo.
Y mi madre pasea allá en los huertos,
saboreando un sabor ya sin sabor.
Está ahora tan suave,
tan ala, tan salida, tan amor.

Hay soledad en el hogar sin bulla,
sin noticias, sin verde, sin niñez.
Y si hay algo quebrado en esta tarde,
y que baja y que cruje,
son dos viejos caminos blancos, curvos.
Por ellos va mi corazón a pie.

“Esta luz de Sevilla”, Antonio Machado 

Esta luz de Sevilla… Es el palacio
donde nací, con su rumor de fuente.
Mi padre, en su despacho.—La alta frente,
la breve mosca, y el bigote lacio—.
Mi padre, aun joven. Lee, escribe, hojea
sus libros y medita. Se levanta;
va hacia la puerta del jardín. Pasea.
A veces habla solo, a veces canta.
Sus grandes ojos de mirar inquieto
ahora vagar parecen, sin objeto
donde puedan posar, en el vacío.
Ya escapan de su ayer a su mañana;
ya miran en el tiempo, ¡padre mío!,
piadosamente mi cabeza cana.

“A mi padre”, Jorge Luis Borges

Tú quisiste morir enteramente,
la carne y la gran alma. Tú quisiste
entrar en la otra sombra sin la triste
plegaria del medroso y del doliente.

Te hemos visto morir con el tranquilo
ánimo de tu padre ante las balas.
La guerra no te dio su ímpetu de alas,
la torpe parca fue cortando el hilo.

Te hemos visto morir sonriente y ciego.
Nada esperabas ver del otro lado,
pero tu sombra acaso ha divisado
los arquetipos últimos que el griego
soñó y que me explicabas. Nadie sabe
de qué mañana el mármol es la llave.

“A mi Padre”, Pablo Neruda

A Dios doy gracias por ser mi padre.
Por tus reproches y consejos.
Por el bien que me enseñaste
y de mi ser siempre cuidaste.
Por ser padre bondadoso,
lleno de paz y sabiduría.
Porque amas la verdad.
Justicia y rectitud en demasía.
Por ser mi padre amado
y enseñarme la caridad.
Sentimientos nobles te cubren.
No conoces la maldad.
Caballero noble y parco,
me enseñaste a luchar.
Aspirando siempre a lo más alto
y a mis sueños no renunciar.
Por aborrecer todo lo malo.
Por tus celestiales valores.
Por guiarme de la mano
en senderos llenos de flores.

“Si supiera Ver menos”, Gabriel García Márquez

Si supiera que esta fuese la última vez
que te veo salir por esa puerta,
te daría un abrazo, un beso
te llamaría de nuevo para darte más…

Si supiera que esta fuera la última vez
que voy a oír tu voz
grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas
una y otra vez indefinidamente…

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo
diría te quiero
y no asumiría tontamente
que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida
nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien,
pero por si me equivoco
y hoy es todo lo que nos queda

Me gustaría decirte cuánto te quiero
que nunca te olvidaré…

Publicar un comentario

Artículo Anterior Artículo Siguiente